- Viernes, día 1: Misas de 11, 12 y 13 h. A continuación de cada eucaristía se rezará un responso en el columbario.
- Sábado, día 2: Misa a las 19 h. por todos los fieles difuntos.
Para los creyentes este día, no es tan sólo el recuerdo de los seres cuyos nombres están grabados en las lápidas de un cementerio al que vamos a poner unas flores y a rezar una oración. La fiesta de Todos los Santos no es la fiesta de los “muertos”, sino la fiesta de los “vivos”. No es un día de tristeza, sino un día para expresar la inmensa esperanza que nos habita...Sin el culto a los santos y la celebración de nuestros difuntos, nuestra tierra no sería más que un lugar solitario, sin esperanza ni horizontes.
Celebrar a los santos y a nuestros difuntos es recordar esos rostros de
nuestros seres queridos a los que el amor ha transfigurado, porque amar
es resucitar, porque el Amor es Vida. Día tras día hay que ir modelando
el rostro de nuestra eternidad porque... sólo el amor personaliza y
humaniza al ser humano.
Existen esas
grandes figuras, que el Espíritu ha suscitado y sigue suscitando para
alumbrarnos el camino; padres e hijos, hermanos y hermanas, amigos y
conocidos... que han sido testigos para nosotros de la misericordia y la
ternura creadora de Dios.