sábado, 24 de diciembre de 2022

Tiempo de Navidad

 



Generación tras generación, los seres humanos han gritado angustiados sus preguntas más hondas. ¿Por qué tenemos que sufrir, si desde lo más íntimo de nuestro ser todo nos llama a la felicidad? ¿Por qué tanta frustración? ¿Por qué la muerte, si hemos nacido para la vida? Los hombres preguntaban. Y preguntaban a Dios, pues, de alguna manera, cuando buscamos el sentido último de nuestro ser estamos apuntando hacia él. Pero Dios guardaba un silencio impenetrable.

En la Navidad, Dios ha hablado. Tenemos ya su respuesta. No nos ha hablado para decirnos palabras hermosas sobre el sufrimiento. Dios no ofrece palabras. «La Palabra de Dios se ha hecho carne». Es decir, más que darnos explicaciones, Dios ha querido sufrir en nuestra propia carne nuestros interrogantes, sufrimientos e impotencia.

Dios no da explicaciones sobre el sufrimiento, sino que sufre con nosotros. No responde al porqué de tanto dolor y humillación, sino que él mismo se humilla. No responde con palabras al misterio de nuestra existencia, sino que nace para vivir él mismo nuestra aventura humana.
Ya no estamos perdidos en nuestra inmensa soledad. No estamos sumergidos en pura tiniebla. Él está con nosotros. Hay una luz. «Ya no somos solitarios, sino solidarios» (Leonardo Boff). Dios comparte nuestra existencia.

Esto lo cambia todo. Dios mismo ha entrado en nuestra vida. Es posible vivir con esperanza. Dios comparte nuestra vida, y con él podemos caminar hacia la salvación. Por eso la Navidad es siempre para los creyentes una llamada a renacer. Una invitación a reavivar la alegría, la esperanza, la solidaridad, la fraternidad y la confianza total en el Padre.

 José Antonio Pagola




viernes, 23 de diciembre de 2022

UNA NOCHE DIFERENTE



En el frío de la noche extiende sus pequeños brazos hacia nosotros, está necesitado de todo, pero viene a darnos todo.






jueves, 8 de diciembre de 2022

El ángel de la apertura

 



Los artistas han simbolizado la apertura en la escena de la anunciación. El ángel que accede a María le habla con franqueza. Le anuncia algo nuevo e inaudito. Y ella con su apertura se dispone para lo aparentemente imposible.

"La apertura puede abrirnos al futuro, a lo que Dios quiera hacer contigo. Algunos se han instalado en su vida de tal forma que cierran el acceso a lo nuevo que Dios les puede encomendar. Debes estar abierto a las nuevas posibilidades que él quiera brindarte. 
Lo nuevo sólo puede desarrollarse en ti si estás abierto, si no te aferras a lo vetusto, si no te congelas en lo que estás viviendo. 

Esta apertura se manifiesta en la disposición a asumir nuevas ideas, aprender nuevos comportamientos, acoger nuevos retos en el trabajo, la familia, la sociedad. Las personas abiertas están dispuestas a aprender lo nuevo en su profesión, asimilar técnicas, permitir nuevos desarrollos. Las personas abiertas son dinámicas y perspicaces".

Ojalá en este Adviento sepamos, como María, abrirnos al misterio del encuentro humano y al encuentro con Dios que sale a nuestro camino.

Anselm Grün