miércoles, 17 de febrero de 2021

Estamos en Cuaresma

 

Cuando Jesús anuncia a sus discípulos su pasión, muerte y resurrección, para cumplir con la voluntad del Padre, les revela el sentido profundo de su misión y los exhorta a asociarse a ella, para la salvación del mundo.

Recorriendo el camino cuaresmal, que nos conducirá a las celebraciones pascuales, recordemos a Aquel que se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz. En este tiempo de conversión renovemos nuestra fe, saciemos nuestra sed con el agua viva de la esperanza y recibamos con el corazón abierto el amor de Dios que nos convierte en hermanos y hermanas en Cristo. En la noche de Pascua renovaremos las promesas de nuestro Bautismo, para renacer como hombres y mujeres nuevos, gracias a la obra del Espíritu Santo. Sin embargo, el itinerario de la Cuaresma, al igual que todo el camino cristiano, ya está bajo la luz de la Resurrección, que anima los sentimientos, las actitudes y las decisiones de quien desea seguir a Cristo.

 El ayuno, la oración y la limosna, tal como los presenta Jesús en su predicación, son las condiciones y la expresión de nuestra conversión. La vía de la pobreza y de la privación (el ayuno), la mirada y los gestos de amor hacia el hombre herido (la limosna) y el diálogo filial con el Padre (la oración) nos permiten encarnar una fe sincera, una esperanza viva y una caridad operante.

 En la Cuaresma, estemos más atentos a decir palabras de aliento, que reconfortan, que fortalecen, que consuelan, que estimulan, en lugar de palabras que humillan, que entristecen, que irritan, que desprecian. A veces, para dar esperanza, es suficiente con ser una persona amable, que deja a un lado sus ansiedades y urgencias para prestar atención, para regalar una sonrisa, para decir una palabra que estimule, para posibilitar un espacio de escucha en medio de tanta indiferencia.

En el recogimiento y el silencio de la oración, se nos da la esperanza como inspiración y luz interior, que ilumina los desafíos y las decisiones de nuestra misión: por esto es fundamental recogerse en oración y encontrar, en la intimidad, al Padre de la ternura.

Cada etapa de la vida es un tiempo para creer, esperar y amar. Este llamado a vivir la Cuaresma como camino de conversión y oración, y para compartir nuestros bienes, nos ayuda a reconsiderar, en nuestra memoria comunitaria y personal, la fe que viene de Cristo vivo, la esperanza animada por el soplo del Espíritu y el amor, cuya fuente inagotable es el corazón misericordioso del Padre.



 

 

 

 

 

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viernes, 12 de febrero de 2021

Contagia Solidaridad - Campaña Manos Unidas 2021

 

El trabajo de Manos Unidas en general y en la presente Campaña en particular encuentran su razón de ser en el profundo conocimiento de la situación en la que millones de seres humanos en América Latina, África y Asia luchan simplemente por sobrevivir, sin que para ellos tenga cabida la «vida digna». Para hacernos cargo de esta realidad, recurrimos a la expresión «cultura del descarte» cargada de un tremendo significado. En efecto, surge para indicar un modo de vida caracterizado por nuestro afán de confort –con su usar y tirar–, por la obsolescencia programada de la industria y por la publicidad que alimenta nuestra búsqueda desenfrenada de placeres inmediatos. Ha acabado, asimismo, haciendo referencia también a ese doloroso proceso por el cual hemos convertido a millones de seres humanos en bienes de consumo que pueden ser usados y tirados, esclavizados, excluidos o sometidos a desigualdad y falta de recursos y derecho.


Cerca de 690 millones de personas padecen hambre crónica: el 8,9 % de la población mundial. Y, como era de esperar, la crisis generada por la Covid-19 está aumentando el número total de personas subalimentadas en el mundo que en 2030 podría superar los 840 millones. Alrededor de 2.000 millones de personas no disponen de acceso regular a alimentos inocuos, nutritivos y suficientes; esto representa el 25,9 % de la población mundial, la mayoría en Asia y África.

Quizás hayamos olvidado que, ante los actuales retos de la humanidad –pobreza, hambre, enfermedad, desigualdad, cambio climático, esclavitud, la exclusión o la propia pandemia– «nos necesitamos y nos debemos los unos a los otros, para que la humanidad renazca con todos los rostros, todas las manos y todas las voces, más allá de las fronteras que hemos creado» (Fratelli Tutti, 35). 

 

La colecta del domingo irá destinada a la Campaña contra el Hambre de Manos Unidas.