Presentación


 La parroquia debe ser “como la fuente de la aldea, a la que todos acuden para saciar su sed.” Juan XXIII
 
La parroquia ha de ser una comunidad en la que se celebra y actualiza la obra salvadora de Dios a través de los Sacramentos, y que se prolonga en la vida y acción de cada parroquiano, de forma individual o asociada, siendo sujetos activos y responsables de la vida y acción de la parroquia en sus distintos niveles.       
Hemos de acertar a favorecer los caminos, el estilo, los medios que hagan posible una comunidad parroquial profundamente creyente y misionera. Una comunidad en la que todos nos sintamos como en nuestra casa, necesitados unos de otros, responsables todos de la vida, el testimonio y la acción que la parroquia tiene que ofrecer hoy a la sociedad concreta en que estamos inmersos.
Todos y cada uno de los cristianos que pertenecemos a la parroquia, somos necesarios y tenemos el derecho y el deber, cada cual según los dones y carismas que Dios le dio, de construir, en comunión con toda la Iglesia diocesana, la familia parroquial y desarrollar su misión fundamental: vivir, manifestar y hacer creíble el Evangelio de Jesucristo.
Por ello todos, niños, jóvenes y mayores, debemos acrecentar nuestro compromiso en la parroquia, para crecer juntos en nuestra vivencia cristiana y nuestra acción evangelizadora en todos los ámbitos de la sociedad.