La
espiral creciente en el contagio del coronavirus Covid-19 hace que
tengamos que salir al paso de los nuevos escenarios que piden una
responsable y urgente nueva toma de decisión. En comunidades como la de
Madrid, el crecimiento exponencial en sólo unas horas está siendo del
92%. En Asturias superamos ya el 55%, y va en aumento.
Ante esta
emergencia, y tras hablarlo con el Sr. Presidente del Gobierno del
Principado y el Consejero de Salud, aplicamos lo que, en las
disposiciones de la Consejería de Salud publicadas con carácter de
urgencia en el BOPA en la noche de ayer, 13 de marzo, dicta como medidas
extraordinarias de salud pública en relación a establecimientos
públicos.
Se me aclaró que inicialmente se refería a centros
religiosos con actividades catequéticas y pastorales, pero lo hago
extensivo a todos los templos parroquiales, iglesias y capillas.
Disposiciones
- Hasta
nuevo aviso quedarán cerrados todos los templos parroquiales, iglesias y
capillas, no pudiendo tener celebraciones sacramentales ni actos de
piedad con personas que libremente tengan acceso.
- Igualmente,
quedan suspendidos, por el momento, los calendarios litúrgicos con las
diversas celebraciones previstas para la cuaresma y la semana santa en
todas nuestras iglesias. Llegada la semana santa, daríamos alguna
indicación si procediese.
- Se extiende esta decisión a toda otra
celebración sacramental (rito del matrimonio, bautizos, primeras
comuniones, confirmaciones y penitencia comunitaria). Así será hasta que
juzguemos que se puedan reemprender sin riesgo en la salud pública la
normalización de estos importantes momentos de la vida cristiana.
- Respecto
de los funerales y exequias se aplica la misma restricción en las
iglesias y demás templos. Se procederá, lógicamente, al entierro del
difunto con alguna sencilla oración, pero se pospondrá el funeral en la
iglesia para más adelante.
- Los sacerdotes estarán disponibles
para atender ministerialmente en estos difíciles momentos al pueblo que
se les ha confiado. A puerta cerrada, se les invita a celebrar
diariamente la Santa Misa en privado o con algunas pocas personas de su
elección, como ayer indicaba la nota de la Conferencia Episcopal,
ofreciendo al Señor lo más grande que Él pone en nuestras manos con el
memorial de su amor redentor.
- Estas medidas, que en tan sólo en
un día señalan el agravamiento del problema, son una llamada a
cuidarnos, a vivir responsablemente su significado y colaborar con el
conjunto de la sociedad para no complicar más las cosas y atajar la
pandemia, secundando cuanto desde las autoridades sanitarias y nuestras
normativas diocesanas estamos indicando. Hay que evitar, absolutamente,
el constituirse en intérpretes arbitrarios que aplican sus tiempos, sus
dictámenes, sus miedos y cautelas, y más bien seguir lo que las
autoridades sanitarias y las diocesanas estamos indicando.
- Por
último, es una llamada a la oración en este tiempo de prueba profunda.
Es el desierto cuaresmal que no habríamos imaginado, pero en él se nos
invita a confiar en el Señor que siempre nos acompaña y sostiene nuestra
esperanza. Es momento de rezar en familia el Santo Rosario a la
Santísima Virgen María, de leer el Santo Evangelio de estos días, de
pedir por los enfermos y por cuantos como profesionales de la salud
están en primera línea, de encomendar también a los fallecidos por esta
inesperada pandemia. Ni Dios ni nuestra esperanza pueden entrar en
cuarentena.
Gracias por vuestra comprensión y por la fraterna docilidad a estas disposiciones. Con todo mi afecto y mi bendición.
+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo
14 marzo de 2020