y sus entrañas se conmovieron,
al ver al hermano enfrentado con el hermano,
al ver el dolor del inocente injustamente golpeado,
al ver los muros que se levantaban entre personas…
al escuchar los lamentos, las plegarias, las llamadas
de quienes se preguntaban: “¿Por qué?”,
y le preguntaban: “¿Dónde estás?”
Y Dios quiso dar respuesta a las preguntas,
y Dios quiso dar alivio a las heridas
y quiso dar horizonte a las historias
derribar los muros
y devolver a las gentes una humanidad perdida.
y quiso acariciarnos con sus manos,
y hablarnos con su misma Palabra,
amarnos con un corazón de carne,
hacerse uno de nosotros, para abrazarnos en Él.
Y lo hizo.
en Belén de Judá,
a las afueras del pueblo,
porque no tenían sitio en la posada,
de María Virgen, esposa de José,
nació Jesús,
y sus padres lo envolvieron entre pañales
y lo acostaron en un pesebre
El es palabra que susurra nuestro nombre,
canto de Dios que puebla nuestro silencio,
brillo que enciende las noches
justicia que repara lo injusto.
con verdad eterna.
Y hoy celebramos su presencia
Dios-con-nosotros
Dios bueno,
Dios nuestro…
José María Rodríguez Olaizola