Manos
Unidas es la Asociación de la Iglesia española para la ayuda, promoción y desarrollo
en los países empobrecidos.
Lo
hacen mediante actividades de educación para el desarrollo y a través de
proyectos de desarrollo, impulsando un desarrollo humano integral y sostenible,
junto con los socios locales y las comunidades a las que estos acompañan.
El
Papa Francisco, en la “Laudato Si”, invita al cuidado de la “casa común”
para crear una conciencia responsable desde la
perspectiva de la preocupación por la creación. Queremos abordar nuestro
trabajo de sensibilización a la comunidad cristiana reflexionando sobre el cuidado de la creación y estilos de vida. Se
trata de luchar contra el hambre y en favor del desarrollo humano integral y
sostenible. Nos
centramos en el cuidado de la casa común, profundizando en la relación de la
lucha contra la pobreza. No es posible acoger el clamor de los pobres sin
atender al clamor de la tierra.
Urge superar la cultura del descarte, que excluye a los más
débiles, necesitados de atención y cuidados, o sencillamente a los que
estorban; valora solo lo útil y lo que genera beneficio propio, y optar por una
cultura del encuentro y del cuidado, tanto de los excluidos como de la
naturaleza, porque la dignidad humana está íntimamente ligada al derecho a
vivir en un medio ambiente sano, donde se protejan la sostenibilidad y la
solidaridad.
Haciéndonos eco del clamor de los más pobres como
consecuencia del clamor de la tierra, reflejamos algunos aspectos de la
degradación medioambiental con incidencia directa en la vida de los seres
humanos, especialmente de los más vulnerables: contaminación, agotamiento de
recursos, cambio climático, deforestación, biodiversidad.
Algunas causas de esta degradación son la tecnocracia, el
relativismo, el consumismo desenfrenado, que generan graves consecuencias,
sobre todo para los pobres, como inundaciones, sequías extremas,
desertificación, extinción de especies, contaminación, pérdida de acceso a
recursos básicos, incremento de la pobreza, migraciones forzosas por inclemencias
meteorológicas. Estas consecuencias son signos de muerte que afectan a nuestra
casa común y a los seres que en ella habitan
Urge optar por una cultura del encuentro y del cuidado. El
grito de la tierra y el grito de
los
pobres son uno.