viernes, 4 de marzo de 2022

Este es el tiempo favorable

 Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2022

Queridos hermanos y hermanas:

 La Cuaresma es un tiempo favorable para la renovación personal y comunitaria que nos conduce hacia la Pascua de Jesucristo muerto y resucitado. Para nuestro camino cuaresmal de 2022 nos hará bien reflexionar sobre la exhortación de san Pablo a los gálatas: «No nos cansemos de hacer el bien, porque, si no desfallecemos, cosecharemos los frutos a su debido tiempo. Por tanto, mientras tenemos la oportunidad hagamos el bien a todos».

 La Cuaresma nos invita a la conversión, a cambiar de mentalidad, para que la verdad y la belleza de nuestra vida no radiquen tanto en el poseer cuanto en el dar, no estén tanto en el acumular cuanto en sembrar el bien y compartir.

 Frente a la amarga desilusión por tantos sueños rotos, frente a la preocupación por los retos que nos conciernen, frente al desaliento por la pobreza de nuestros medios, tenemos la tentación de encerrarnos en el propio egoísmo individualista y refugiarnos en la indiferencia ante el sufrimiento de los demás. Sin embargo, Dios da fuerzas a quien está cansado, acrecienta el vigor del que está exhausto. La Cuaresma nos llama a poner nuestra fe y nuestra esperanza en el Señor.

 No nos cansemos de orar. Jesús nos ha enseñado que es necesario orar siempre sin desanimarse. Necesitamos orar porque necesitamos a Dios. Pensar que nos bastamos a nosotros mismos es una ilusión peligrosa. En estos tiempos estamos palpando nuestra fragilidad personal y social. Que la Cuaresma nos permita ahora experimentar el consuelo de la fe en Dios.

 La Cuaresma nos recuerda cada año que el bien, como también el amor, la justicia y la solidaridad, no se alcanzan de una vez para siempre; han de ser conquistados cada día.Por tanto, pidamos a Dios la paciente constancia para no desistir en hacer el bien, un paso tras otro. Quien caiga tienda la mano al Padre, que siempre nos vuelve a levantar. Quien se encuentre perdido, que no tarde en volver a Él, que es rico en perdón. En este tiempo de conversión, apoyándonos en la gracia de Dios y en la comunión de la Iglesia, no nos cansemos de sembrar el bien. El ayuno prepara el terreno, la oración riega, la caridad fecunda. Tenemos la certeza en la fe de que si no desfallecemos, a su tiempo cosecharemos y de que, con el don de la perseverancia, alcanzaremos los bienes prometidos.

                                                                                             Archivo:FirmaPapaFrancisco.svg - Wikipedia, la enciclopedia libre