Este es el lema del Día de la Iglesia Diocesana que se celebra este domingo, 6 de noviembre. En esta ocasión la campaña ha querido centrarse en el agradecimiento, porque lograr que las parroquias estén “vivas, apasionadas por Jesucristo y entregadas a los demás” es obra de mucha gente, de su tiempo, de sus oraciones, de su apoyo económico y sus cualidades.
La verdad es que no hacemos las cosas para que se conozcan, ni para que nos feliciten; las hacemos porque nos urge el amor a Dios y a los hermanos que padecen necesidad o que necesitan que se les anuncie la buena noticia del Evangelio. Bien es cierto que de cara a la sociedad en general es necesario que se reconozca la labor que se lleva a cabo de una manera generosa, anónima, entregada, como hacen tantos voluntarios a través de la Iglesia: en Cáritas, en Manos Unidas, a través de la asistencia a la tercera edad, en centros de rehabilitación, etc.
Nos gusta que fuera un trabajo callado, pero al mismo tiempo para sostener todas estas actividades se necesita darse a conocer para poder movilizar a más gente, no solo a los cristianos, en el sostenimiento de esta ingente labor".
Ecónomo diocesano, Antonio Nistal