Hoy se nos presenta en el Evangelio, con lenguaje apocalíptico, el final de los tiempos, tope y meta tenaz e inamovible, por más que lo disimulemos con las tinieblas de nuestra imaginación evasiva.
Sin embargo, los que creen en Jesús no han de temer… Él anuncia su vuelta y regreso, pero volverá cuando acabe el tiempo para juzgar a todos como juez y padre salvador.
Si vemos así el final de estos tiempos, como momento de encuentro con Jesús, el miedo quedaría mitigado y nuestro corazón se encontrará lleno de alegre esperanza en ese encuentro.
Estamos, en definitiva, ante una llamada a estar atentos a la voz del Señor, no para tener miedo, sino para saber que el Señor quiere saber de nuestra vida y de lo que hemos hecho en ella.
Fray Carmelo
Preciado Medrano O.P