viernes, 18 de enero de 2019

Semana de oración por la unidad de los cristianos

Cada año los cristianos de todo el mundo nos unimos en oración para crecer en la unidad. 

Hacemos esto en un mundo en el que la corrupción, la codicia y la injusticia crean desigualdad y división. Oramos juntos en un mundo dividido.

 Al mismo tiempo los cristianos, frente a estas injusticias, estamos obligados a examinar las maneras en las que somos cómplices. Solamente atendiendo la oración de Jesús de que «sean uno» podemos dar testimonio de vivir la unidad en la diversidad. Solo a través de nuestra unidad en Cristo seremos capaces de luchar contra la injusticia y de ponernos al servicio de las necesidades de las víctimas.

Oración comunitaria por la Unidad de los Cristianos: Viernes 25, a las 19:30 h.
Parroquia S. Juan de Ávila



PARA EL OCTAVARIO

 
Día 1
Que fluya el derecho como agua
Amós 5, 22-25
Lucas 11, 37-44

Reflexión
Algunas veces los cristianos pueden estar muy comprometidos con las plegarias y las celebraciones, pero menos preocupados por los pobres y los marginados. A veces oramos en la iglesia, pero al mismo tiempo oprimimos al prójimo y explotamos el medio ambiente. Sin embargo, en el evangelio de Lucas Jesús nos recuerda que el signo exterior del culto auténtico de Dios es actuar con justicia. Condena con mucha dureza a los que descuidan esta obligación.
En la profecía de Amós, Dios rechaza el culto que le ofrecen los que no practican la justicia, hasta que hagan que «fluya el derecho como agua y la justicia como un río inagotable» (5, 24). El profeta insiste en el vínculo indisoluble entre el culto y realizar actos de justicia. Cuando los cristianos trabajan juntos para escuchar el grito de los pobres y oprimidos, crecen en la comunión entre ellos y con el Dios Uno y Trino. 

Oración
Dios de la viuda, del huérfano y del extranjero,
nos has enseñado el camino de la justicia.
Ayúdanos a segur tu camino haciendo justicia como culto dirigido a ti.
Como cristianos unidos, haz que podamos darte culto no solo con nuestros corazones y nuestras mentes, sino también con nuestras obras.
Que el Espíritu Santo nos ayude y nos guíe para trabajar por la justicia donde sea que estemos,
para que muchas personas puedan ser fortalecidas por nuestros actos.
En el nombre de Jesús. Amén.



Día 2
Decid simplemente: «sí» o «no»
Efesios 4, 22-25
Mateo 5, 33-37


Reflexión
La violencia contra otros seres humanos no se ejerce solo a través de las agresiones físicas y el latrocinio, sino también por medio de las habladurías y los rumores maliciosos. Los medios de comunicación social hacen más fácil que las mentiras se difundan instantáneamente a una gran audiencia.
Jesús dijo claramente: «Decid simplemente “sí” o “no”; todo lo que se diga de más procede del maligno». La mentira destruye las buenas relaciones entre las personas y entre los grupos, también entre las Iglesias. El engaño quebranta la unidad de la Iglesia. La Carta a los Efesios nos recuerda que somos miembros unos de otros. Esto implica una llamada a los cristianos a ser honestos y responsables hacia los demás, para que puedan crecer en comunión. Si hacemos esto, no será el espíritu del maligno el que esté con nosotros, sino el Espíritu Santo de Dios.

Oración
Dios de justicia,
danos sabiduría para distinguir lo bueno de lo malo.
Haz que nuestros corazones sean guiados por la rectitud y que nuestros labios digan la verdad.
Danos el valor de ser honestos también cuando otros nos atacan.
No dejes que difundamos mentiras.
Haznos, más bien, instrumentos de unidad y de paz,
difundiendo buenas noticias para todos los pueblos.
Lo pedimos en el nombre de tu Hijo, Jesucristo. Amén.


Día 3
El Señor es clemente y compasivo
Salmo 145, 8-13
Mateo 1, 1-17


Reflexión
«El Señor es bueno con todos, su amor llega a todas sus obras», dice el salmista, proclamando que el amor de Dios supera las fronteras de la etnicidad, la cultura, la raza y también la religión. La genealogía de Jesús que encontramos en el Evangelio de Mateo refleja esta visión amplia. Mientras que las culturas antiguas con frecuencia veían a las mujeres como inferiores, o como propiedad de sus padres y maridos, Mateo menciona cuatro mujeres entre los antepasados de Jesús, y dos de ellas, Rut y Rajab, eran gentiles. Otros tres de los antepasados en la lista eran conocidos por sus pecados, incluyendo al adúltero rey David. El hecho de que se les nombre en la genealogía de Jesús y se les haga formar parte de la historia humana de Dios proclama que Dios incluye a todos, hombres y mujeres, pecadores y justos, en su plan de salvación, sin tener en cuenta su procedencia. En medio del creciente fanatismo étnico y religioso y el aumento de la intolerancia en el mundo, los cristianos pueden prestar un servicio a la familia humana uniéndose para dar testimonio del amor de Dios que todo lo abarca, proclamando con el salmista que «el Señor es clemente y compasivo» con todos.

Oración
Padre, Hijo y Espíritu Santo, único Dios,
te alabamos por tu inmensa gloria manifestada en toda la creación.
Danos un corazón grande para abrazar a todos los que son discriminados.
Ayúdanos a crecer en el amor más allá del prejuicio y la injusticia.
Danos la gracia para respetar la unicidad de cada persona,
para que en nuestra diversidad podamos experimentar la unidad.
Esto pedimos en tu santo nombre. Amén.


Día 4
Contentaos con lo que tenéis
Hebreos 13, 1-5
Mateo 6, 25-34


Reflexión
El autor de la Carta a los Hebreos advierte contra el amor excesivo al dinero y a las cosas materiales. Frente a nuestra tendencia a pensar que nunca tenemos suficiente, el texto nos habla de la providencia de Dios y nos asegura que Dios nunca abandonará la creación. A través de la fecundidad de la tierra, los ríos y los mares, la bondad de Dios ha proveído suficiente comida y agua potable para sostener a todos los seres vivientes y, sin embargo, muchas personas carecen de estas necesidades básicas. La fragilidad humana y la codicia llevan con frecuencia a la corrupción, a la injusticia, a la pobreza y el hambre. Puede ser tentador que, en lugar de preocuparnos por los demás y compartir con ellos nuestros bienes, acumulemos dinero, comida y recursos naturales para nosotros, o nuestra propia nación o grupo étnico.
Sin embargo, Jesús nos enseña que las cosas materiales no deben ser nuestra principal preocupación, sino que debemos buscar primero el reino de Dios y todo cuanto lleva consigo, confiando en que el Padre celestial nos proveerá de lo necesario. Vivir con más sencillez, sin preocuparnos por ganar más dinero del necesario o por acumular recursos para el futuro, puede ayudarnos a hacer de la tierra nuestra casa común, un lugar más justo.

Oración
Dios misericordioso,
te damos gracias por tus abundantes dones.
Danos la gracia de poder recibir todas las bendiciones
con sencillez y humilde gratitud.
Haznos capaces de contentarnos y estar dispuestos a compartir
con los que pasan necesidad,
para que todos puedan experimentar la unidad en el amor que viene de ti,
nuestro Dios Uno y Trino,
que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.




Día 5
Para llevar a los pobres la buena noticia
Amós 8, 4-8
Lucas 4, 16-21


Reflexión
El profeta Amós criticó a los comerciantes que practicaban el engaño y explotaban a los pobres para obtener el máximo beneficio. Amós también ponía de relieve como Dios observa estas malas acciones y nunca las olvidará. Dios escucha el grito de las víctimas de la injusticia y jamás abandona a los que son explotados y tratados injustamente.
Vivimos en un mundo globalizado en el que la marginación, la explotación y la injusticia proliferan. La brecha entre los ricos y pobres se hace cada vez más grande. Los logros económicos se vuelven un factor decisivo en las relaciones entre las personas, las naciones y las comunidades. Muchas veces los asuntos económicos desencadenan tensiones y conflictos. Es difícil poder disfrutar de la paz si no hay justicia.
En virtud de nuestro bautismo común, todos los cristianos compartimos la misión profética de Jesús de proclamar la buena noticia a los pobres y a los afligidos, tanto con palabras como con obras. Cuando tomemos conciencia de esta misión, el Espíritu del Señor estará sobre nosotros, dándonos fuerza para trabajar por la justicia. Nuestra dignidad de cristianos nos empuja a hablar y actuar de tal forma que las palabras del libro de Isaías que Jesús proclamó en Nazaret se cumplan cada día en la escucha de los que nos rodean.

Oración
Dios, Padre nuestro,
perdónanos nuestra ansia de poder
y líbranos de la tentación de oprimir a los demás.
Por medio de tu Espíritu de comunión,
ayúdanos a vivir en solidaridad con nuestro prójimo,
para que podamos compartir con tu Hijo Jesús
el cumplimiento de tu promesa de libertad de la pobreza y de la opresión.
Te lo pedimos en su nombre. Amén.


Día 6
Se llama Señor del universo
Jeremías 10, 12-16
Marcos 16, 14-15


Reflexión
El mundo creado es una manifestación del poder asombroso de Dios. La grandeza de Dios se hace visible en y a través de toda la creación. «Se llama Señor del universo».
Sin embargo, hoy nos enfrentamos a una gran crisis ecológica global que amenaza la supervivencia del mundo natural. Muchas personas, llevadas por la codicia, han explotado la creación más allá de lo sostenible. En nombre del desarrollo, se talan los bosques y la contaminación destruye la tierra, el aire, los ríos y el mar, haciendo imposible la agricultura y la obtención de agua potable y causando la muerte de animales. En este contexto es útil recordar que después de su resurección Jesús mandó a sus discípulos a proclamar la buena noticia a «toda la creación». Ninguna parte de la creación queda fuera del plan de Dios de hacer nuevas todas las cosas. Por tanto, es necesaria una conversión desde una tendencia a explotar a una actitud que valora la creación y nos reconcilia con ella. Cuando nos unimos con otros cristianos para defender nuestra casa común terrenal, no solo nos estamos comprometiendo activamente, sino que estamos obedeciendo el mandato del Señor de proclamar la buena noticia del amor sanador y restaurador de Dios a toda la creación.

Oración
Dios de amor,
por tu palabra todas las cosas fueron creadas.
Te damos gracias por el universo,
que manifiesta tu gloria, tu belleza y tu ternura.
Danos la sabiduría para caminar suavemente sobre la tierra
y juntos ser profetas de tu buena noticia para toda la creación. Amén.


Día 7
¡Grande es tu fe, mujer!
1 Samuel 1, 13-17
Mateo 15, 21-28


Reflexión
Eli juzga mal la oración profunda y ferviente de Ana y la desprecia, desechando sus súplicas como palabras de una borracha. Sin embargo, su reacción pidiéndole que no la rechace como una «desvergonzada» suaviza su corazón y al final la despide con una bendición. Del mismo modo, cuando la mujer cananea vino a su encuentro para suplicar que curara a su hija, Jesús al principio la rechazó, afirmando que había venido solo para su propio pueblo. Sin embargo, ella siguió insistiendo con su súplica y atrevimiento y, finalmente, reconociendo su gran fe, Jesús le concedió lo que pedía. En ambos casos, una mujer que inicialmente es marginada y juzgada indigna de recibir atención, se convierte en una que habla proféticamente palabras que suavizan los corazones y traen sanación y plenitud.
La marginación y el rechazo de las voces de las mujeres siguen estando presentes en nuestro tiempo. Incluso dentro de nuestras Iglesias con frecuencia somos cómplices de culturas que devalúan a la mujer. En la medida en que los cristianos se hacen conscientes de sus fracasos en este ámbito, se dan también más cuenta del horror que supone la violencia contra las mujeres y los niños, arrebatados a la fuerza de sus casas y víctimas del tráfico de seres humanos. Estos y otros trabajadores migrantes son tratados frecuentemente como menos que humanos y se les niegan los derechos humanos más básicos. En los últimos años las Iglesias han tomado acción común contra el tráfico de seres humanos y el abuso sexual infantil. Estos esfuerzos y los de las personas de otras confesiones son cada vez más urgentes, ya que el número de las víctimas en algunas partes del país crece diariamente.
Cuando los cristianos se unen en oración y en el estudio de las Escrituras y escuchan verdaderamente la voz de Dios, descubren que Dios también habla hoy a través de los gritos de los más maltratados en nuestra sociedad. Al escuchar juntos la llamada de Dios, se sienten llamados a unirse en una acción común contra el flagelo de la trata de personas y otros males presentes en nuestro mundo.

Oración
Dios clemente,
eres la fuente de la dignidad humana.
Por tu gracia y tu poder
las palabras de Ana cambiaron el corazón del sacerdote Eli;
por tu gracia y tu poder
las palabras de la mujer cananea movieron a Jesús a curar a su hija.
Al intentar manifestar la unidad de tu Iglesia,
danos el valor para rechazar toda forma de violencia contra las mujeres
y para celebrar los dones del Espíritu
que las mujeres aportan al servicio de la Iglesia.
Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor,
que vive y reina contigo y el Espíritu Santo,
un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.


Día 8
El Señor es mi luz, mi salvación
Salmo 27, 1-4
Juan 8, 12-20


Reflexión
A lo largo de los ocho días de este Octavario por la Unidad de los Cristianos, las reflexiones de los distintos días han tomado en consideración varias situaciones difíciles que enfrenta hoy el mundo, incluyendo la codicia, la violencia, la exclusión, la explotación, la pobreza, la contaminación, el hambre y la trata de personas. Las Iglesias son conscientes de que estos problemas son desafíos que enfrentan todos los cristianos. Reconocen y confiesan que algunos de estos pecados también han oscurecido la vida de las Iglesias, quebrantando su unidad y quitando fuerza a su testimonio ante el mundo. Al mismo tiempo, reconocen también los muchos ejemplos prometedores en los que las Iglesias se han unido para dar testimonio de su unidad en Cristo.
Día tras día, año tras año, y especialmente durante la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, los cristianos se unen para la oración común, para profesar su misma fe bautismal, para escuchar la voz de Dios en las Escrituras y para rezar por la unidad en el cuerpo de Cristo. Al hacer esto, reconocen que la Santísima Trinidad es la fuente de toda unidad y que Cristo es la luz del mundo que promete la luz de la vida a los que lo siguen. Las muchas injusticias en el mundo con frecuencia los entristecen o indignan, pero no pierden la esperanza, sino que les mueve a la acción, porque el Señor es su luz y su salvación, la defensa de su vida y no tienen miedo.

Oración
Dios, sustento nuestro,
te alabamos por tu amor bondadoso,
por sostenernos en tiempos de prueba
y por mostrarnos tu luz en tiempos de oscuridad.
Transforma nuestras vidas para que podamos ser una bendición para los demás.
Ayúdanos a vivir la unidad en la diversidad como testimonio de tu comunión,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.