Una piedra movida
Tu invitación de vida llega a mi puerta, la abre
y deja pasar la luz. Luz en medio de mis tristezas, mis agobios, mis opciones.
Seguirán mis problemas, mis fracasos, mis compromisos, mis dudas, mis alegrías,
mis deseos…., pero ahora iluminados por la invitación a vivir.
Un sepulcro vacío
Tantas veces la vida me sorprende:
alguien que vive la enfermedad con alegría, alguien que ama un trabajo, alguien
que agradece todo lo que se le da. Personas que animan a los hombres a cualquier
tarea. Una muerte que produce vida en los demás… Sepulcros vacíos, esperanza en
medio de la incertidumbre…., ahí es tu resurrección, Jesús.
Una invitación: vaciar
sepulcros
Convencido de la vida que prometes,
me siento invitado a proclamar junto a ti: ¡No temas, la vida ha vencido!
Anunciarlo a los que aún viven como sepultados por sus problemas, por sus
enfermedades. A todos los sepultados por la indiferencia de un mundo
avasallador, a todos los que no encuentran sentido para su vida, a los
encadenados por las esclavitudes de nuestros días: fama, poder, dinero, placer…
Porque Tú has demostrado que el sepulcro no es lugar de vida, tu gloria es que
el hombre viva.