El pasado mes de febrero el Papa Francisco inscribió la fiesta de San Juan de Ávila en el calendario universal.
Tras el decreto del Santo Padre, el 10 de mayo es el día de San Juan de Ávila para la Iglesia Universal.
San Juan de Ávila encarna de modo ejemplar, y en las coordenadas de su tiempo, las claves para la evangelización que el Papa Francisco nos describe en Evangelii gaudium. Podemos definir al Maestro Ávila como «un evangelizador con espíritu» . Francisco describe la misión, en Evangelii gaudium, como «una pasión por Jesús pero, al mismo tiempo, una pasión por su pueblo. Cuando nos detenemos ante Jesús Crucificado, reconocemos todo su amor que nos dignifica y nos sostiene, pero allí mismo, si no somos ciegos, empezamos a percibir que esa mirada de Jesús se amplía y dirige llena de cariño y de ardor hacia todo su pueblo. Así descubrimos que Él nos quiere tomar como instrumentos para llegar cada vez más cerca de su pueblo amado».
Juan de Ávila es un modelo ejemplar de un «discípulo misionero». Su vida y doctrina recuerdan el espíritu de san Pablo, de quien era un profundo y devoto admirador. Su espíritu nos invita a romper la seguridad defensiva del templo para salir con valentía a los caminos de la misión.