18 de enero, comienza la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos
Hemos comenzado el "tiempo ordinario" en nuestra liturgia.
La palabra "ordinario" normalmente la empleamos en un sentido peyorativo.
Sin embargo, el tiempo ordinario no lo es. Es un tiempo lleno de sentido y a la vez necesario. Es el tiempo que permite la serenidad, el sosiego. Por otro lado, es el tiempo que nos permite valorar lo extraordinario.
No sólo los momentos especiales
tienen significado. Los habituales también lo tienen. Lo
cotidiano, lo que se va repitiendo con la cadencia de los días, es
necesario. Porque la mayor parte de la vida es así. Ritmos que nos van
siendo familiares. Vida oculta, donde se gesta lo
que somos. Pero que esta vuelta a lo ordinario, no sea para repetir los mismos errores, para vivir la vida de un modo vacío y rutinario.
Ojalá sepamos disfrutar de este tiempo y en él, también, vivir la fe con profundidad. Y ojalá volvamos por otro camino.