En un tiempo en que asistimos a una creciente polarización en el espacio público, Carlos Maria Antunes (Tomar, Portugal, 1970) nos invita a un viaje a las raíces de lo que es ser humano, a nuestra vulnerabilidad compartida, para encontrar allí los cimientos de la fraternidad. Su experiencia cotidiana en la comunidad monástica de Santa María de Sobrado (Galicia) y la inspiración de su tradición cisterciense -Bernardo de Claraval, Thomas Merton, entre otros- hacen de esta obra un testimonio vivo de lo que afirma el apóstol Pablo: «Cuando soy débil es cuando soy fuerte». Por eso aquí la noche es una metáfora de la vida frágil y, a la vez, el lugar de los verdaderos encuentros que este libro quiere provocar, esos que se consuman en una mutua hospitalidad bajo la luz del acontecimiento pascual.
Una sociedad humanizada, verdaderamente fraterna, donde todos y cada uno tengan su lugar propio, solo será posible si miramos al mundo desde las periferias sociales, económicas o religiosas. En la vida de las personas hay márgenes, lugares inhóspitos que a menudo preferimos ocultar o hacernos a la idea de que no se dan en nosotros. Y precisamente el coraje para poner esos márgenes en el centro de nuestra existencia será un factor decisivo para esa necesaria humanización de nuestro ser individual y colectivo.