miércoles, 1 de marzo de 2017

Miércoles de ceniza

Este es un miércoles muy especial; tiene nombre propio: Miércoles de Ceniza, inicio de la Cuaresma. 
La manera de destacar el comienzo de la Cuaresma, en la tradición cristiana, es la imposición de la ceniza. En su origen no era una ceniza cualquiera, sino la ceniza que salía de la combustión de los ramos y palmas del Domingo de Ramos del año anterior.
Con los ramos con los que aclamamos al Señor entrando triunfalmente en Jerusalén, se sacaba la ceniza para tiznarnos.
Puede parecer un gesto raro eso de “echarnos ceniza”. Sin embargo, posee sentido simbólico y pedagógico: señala una realidad de caducidad, de humildad, de penitencia, de reconocimiento de lo que somos. Es también un gesto pedagógico porque señala etapa y sirve para situarnos en una realidad de un tiempo importante como es la Cuaresma.
Lo importante hoy no es la ceniza, sino que somos invitados por Dios a conversión. Comenzamos la Cuaresma con ceniza. La terminaremos con fuego, con agua y con luz en la Vigilia Pascual. El intermedio, un espacio de tiempo para dejarnos empapar por la Palabra y la acción de Dios.